martes, 23 de octubre de 2012

La magia del pachinko

Hola a tod@s. Ante todo disculparme por este bajón en el ritmo de publicación. Como dije en entradas anteriores tengo muchas cosas en mente, desafortunadamente, empieza a faltarme tiempo. Aun así, y como no podía ser de otra manera, esto sigue adelante.

Hoy os hablaré del pachinko, o lo que es lo mismo, la tragaperras japonesa por antonomasia. La cuestión es que las que he visitado hasta el momento no permiten hacer fotos en el interior por lo que no puedo ofreceros mucho material gráfico más allá del que hay en la red, sin embargo, grabé en Mizonokuchi (Kawasaki) un vídeo muy curioso. Es este.


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Gracias a Gustavo por su aparición estelar. Precisamente la entrada de hoy viene motivada por esa tontería. Me pareció curiosísimo el momento en el que se abren las puertas y el jaleo ensordecedor de la sala de pachinko se mezcla con el ajetreo de la calle.

Y en qué consiste el pachinko, os estaréis preguntando muchos. Para empezar, la denomincación de tragaperras no se ajusta del todo a lo que es en realidad en tanto en cuanto no se traga nuestras "perras" sino unas bolitas que hemos comprado previamente (en Japón está prohibido el juego con dinero de por medio). Podríamos decir que se asemeja más a los pinball que todos conocemos, con la salvedad que...casi no intervenimos en el juego. Ahora me explico, antes, os dejo con una foto de un buen hombre con muchas horas de vicio por delante.


Tal vez no se aprecie bien en la foto pero abundan los colores chillones, las luces, neones...si a eso le sumamos el estruendo que producen no solo las máquinas sino también la música a todo volumen, tenemos como resultado una completa locura sorprendentemente hipnotizante.

Pero, ¿cómo se juega? Con nuestras bandejas repletas de esferas de acero ya compradas, depositamos un par de puñados de bolas en una repisa de la máquina. Nosotros de lo único que nos encargaremos será de regular la velocidad a la que el pachinko las va cogiendo. El objetivo del juego es que las esferas caigan en agujeros concretos, lo que nos proporciona más bolas para continuar jugando. Por ahora he visto máquinas de casi todas las temáticas. Las hay de Resident Evil o del anime de turno, también los he visto basados en grupos musicales de moda, por ejemplo.


Aquí podéis ver la estructura del pachinko. Con todo el entramado que deben recorrer las bolas, el agujero objetivo (con fondo rojo y el dibujo de un ancla) y una pantalla en el centro en la que se van mostrando imágenes o vídeos de la temática en cuestión.

Podemos intercambiar las esferas por peluches, carteras o relojes, entre otras muchas cosas, sin embargo, si lo que queremos es la guita, el dinero contante y sonante, lo que tenemos que hacer es, primero, cambiar las bolas por una especie de fichas. Una vez tenemos las fichas, ahora ya sí podemos cambiarlas por dinero en una habitación que habitualmente está alejada de la sala de juego.

Tal vez penséis que el pachinko es algo minoritario, una curiosidad más de Japón que simplemente nos llama la atención a los turistas. Nada más lejos de la realidad. En 2010 eran más de 17 millones los jugadores de pachinko, es decir, el 16'8 % de la población total.

Seguro que antes de marcharme he conseguido sacar fotos y algún vídeo más sobre las salas de pachinko. En cuanto tenga más que enseñaros os lo haré llegar.

¡Nos leemos!

Imágenes sacadas de aquí y aquí, respectivamente.

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